martes, 18 de agosto de 2009

LA VENTANA DE LAS NEGACIONES


Roberto Vallarino

Para Patricio Palomo

I

Esta tarde me rompo, me desarmo, me incendio,
desanudo por fin el cordón umbilical de los espejos
y me enfrento a mis gestos extraviados en la gota de sangre
que cuelga de los belfos de la noche.

Todo se esfuma ya cuando lo toco.

Ni las palabras ni los actos ni las manos
pueden interrumpir esta angustia del mundo en el recuerdo.



II

Es la tarde de luces dispersas.
El fulgor del caballo con patas cuneiformes
que pisotea en el lodo la oscuridad del jade

Es la eternidad amarga del silencio
que se mira a sí misma en obsesión de párpados
como la piedra que cede sus sentidos a la noche
para encerrarse en su volumen sordo y persistente
hasta adquirir el peso de la luz
la dureza del tacto
y la rugosidad de los sabores.



III

Esta tarde me asomo a la ventana de las negaciones
y en el patio todas las formas están como esculpidas
por una mano temblorosa:
también el tiempo está petrificado.

Es el altorrelieve de la noche que asciende
para tocar el vértigo de las contradicciones.


1978

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