lunes, 12 de noviembre de 2018

LA LUZ DE LAS CAVERNAS


Hoy, lunes 12 de noviembre, se cumplen 16 años de la desaparición física del poeta Roberto Vallarino. Como ustedes saben, este blog nació por la necesidad de compartir su obra a quienes aún no lo conocen; así que aquí les transcribo el demoledor Sexto Movimiento de su poema titulado La Luz de las Cavernas e incluido en el libro La conciencia de la duda, publicado por la UNAM en 1993.

Salud, poeta, y gracias por acompañarme siempre en mi camino.



SEXTO MOVIMIENTO

Estoy bajo el embrujo de las frases,
bajo el dictado de cabeza de pólvora
sigo este deambular, escribo mucho
y esto no se perdona, es un pecado
para los carceleros del Espíritu.

Pero yo encontraré la luz de las cavernas,
la concentrada y cruenta luz de las cavernas,
la ráfaga que esconde la semilla del Canto
bajo abrojos y heces desde hace medio siglo:
la oscura luz con la que se descifran
los párpados del ciego.

Todas las voces continuarán opacas
en estas décadas de balbuceos crónicos
mientras no se conozca nuevamente
la luz de las cavernas.

La logia del parafraseo
trazará cada vez más garabatos
sobre el cuaderno de los días
y sus miembros obtendrán la fama efímera
celebrados por la crítica esclerótica
de los mediums y sus efebos sifilíticos.

Mas yo estaré en las montañas
en busca de la luz usurpada
por los cancerberos del grito original.

Hasta que no descubra la luz de las cavernas
la entelequia de las lenguas
festejará la mímesis de la abyección política,
las celebraciones de la alabanza y la mediocridad
continuarán en los altares de la desmemoria
y, uno a uno, caerán en la miseria del silencio
todos los oficiantes de la pus moral...

...mientras yo no rescate la luz de las cavernas
ocultas en los entramados vericuetos de los cañones
que el águila y el cóndor sobrevuelan,
las cavernas de fauces de cristal
protegidas por reptiles alados,
por tigres submarinos y gnomos de la afasia.

Abriré el cuerpo de neón del colibrí
para extraer de él las sílabas del Canto,
resucitaré a la Hidra de Babel,
haré astillas con el caparazón del armadillo
y las esparciré sobre los valles
para que fecunde el árbol del Canto;
disecaré los despojos del carbúnculo,
asesinaré a los pandilleros de la Idea Fija,
defoliaré los bosques de verdura sintética
construidos por cuatro generaciones de plagiarios.